Cómo preparar una oposición

Exámenes de composición

Consejos sobre como preparar cada uno de los tipos de examenes de los que puede constar una oposición
Algunas oposiciones incluyen un ejercicio, generalmente el primero, de composición de un tema, que se valora con criterios específicos, diferentes a los de otros ejercicios.

Son aquellos en los que se formula al alumno una o varias preguntas para que responda libremente. De esta forma, el opositor puede demostrar su habilidad para organizar sus respuestas, exponer sus ideas con el conocimiento y la profundidad necesaria, así como mostrar su creatividad y sus criterios personales.

Fíjese si es importante que, si este ejercicio es el primero, lo suspende entre el 45 y el 50 por 100 de los opositores. Por lo tanto, debe prestarle la debida atención y prepararse desde el principio.

Exigen una respuesta relativamente extensa, conforme a los criterios que establece la convocatoria de la oposición correspondiente.

La principal ventaja de este tipo de ejercicio reside en que no está sometido a una estructura o contenido fijo y conocido, donde omitir alguna parte pudiera perjudicarle irremisiblemente. Al contrario, los temas son abiertos y carecen de una estructura predeterminada. O sea: tiene libertad para enfocarlo y desarrollarlo como estime conveniente. En consecuencia, no es su memoria lo que se valora principalmente, sino sus conocimientos generales, su capacidad para relacionar temas, sus aportaciones personales, su claridad de exposición, su orden en la estructuración, su habilidad para aportar cuestiones de actualidad... Por ello, el tribunal valora de forma positiva ejercicios con estructuras y contenidos diferentes porque los distintos opositores demuestran los valores mencionados.

Sin embargo, la desventaja de este tipo de ejercicio consiste en que, por ser abiertos y por carecer de una estructura y contenido prefijados, el opositor ignora si lo que él escribe es lo que realmente pide el tribunal. Además, pueden influir otras circunstancias, como, por ejemplo, que en esa sesión haya uno o varios ejercicios de alto nivel (a los que el tribunal tomará como referencia de los demás); de este modo, lo que puede valer para un día, no sirve para otro. Esto puede producir algún tipo de injusticia, a causa de la subjetividad de los miembros del tribunal. Pero no es lo normal, ya que éstos  acaban sabiendo si el opositor da o no el nivel mínimo exigido.

De lo anterior no puede concluir que estudiar los temas es poco útil para esta prueba (como hacen los malos opositores), ni que la formación general o la cultura especializada que tenga sea suficiente para superar este ejercicio. Esta prueba no se supera con consideraciones de carácter general, sino mediante el estudio detenido y profundo de la materia del programa. Por lo tanto, lo que resulta decisivo es su capacidad y su habilidad para traerlas a colación y para interrelacionarlas. ¿El secreto? Tener los temas muy bien asimilados, seleccionar de cada uno aquello que sea pertinente a la cuestión planteada y hacer aportaciones personales o de actualidad.

Todo lo dicho avala esta conclusión: el ejercicio de composición exige una mecánica específica, que debe practicar durante la preparación. No lo minusvalore. Al contrario: practíquelo desde el principio, yendo de menos a más. Sólo la práctica continuada y progresiva le permitirá alcanzar la preparación adecuada con todas las posibilidades de éxito.

Algunas recomendaciones que pueden serle útiles son las siguientes:

1.ª Relacione los temas o las preguntas que vaya estudiando con otros del programa que puedan relacionarse con ellos. A tal efecto, busque en el programa y anótelo en un folio, de modo que pueda repetir la operación según vaya estudiando el resto de temas. Así, al final, completará un cuadro de interrelaciones de temas y de cuestiones, que es muy valorado por el tribunal.

2.ª Compre un periódico cada día y, de vez en cuando, una revista especializada en la materia. Recorte los artículos o noticias que se puedan relacionar con algún aspecto o cuestión del temario. Únalos al tema correspondiente. De esta forma, podrá traer a colación un toque de actualidad, que el tribunal sabrá apreciar.

3.ª Ejercite la imaginación sobre qué temas pueden caer. Hable sobre ello con tus preparadores. Quizá puedan indicarle temas de carácter horizontal, multitemático o de actualidad que son habituales en los exámenes.

4.ª Confeccione un guión o esquema del tema antes de comenzar a escribirlo. Así, no se le olvidarán puntos importantes. Seleccione no sólo los puntos que va a tratar, sino también cómo los vas a desarrollar y el orden que vas a seguir. Ponga al principio lo que resulte más ameno, lo que tenga mayor actualidad, lo que domine mejor. Así captará mejor la atención del «auditorio».

5.ª Estructure bien el tema. Tome un hilo conductor, y no lo pierda. Coherencia, consistencia y lógica interna son las cualidades primordiales que debe exhibir.

6.ª Sea ameno. Redacte los temas de manera fluida y atractiva, trayendo a colación cuestiones de otros temas e interrelacionándolas con el tema pedido. Recuerde que son temas abiertos y, por tanto, es libre de exponer lo que desee y como quiera, siempre que se relacione con lo que le piden.

7.ª Precise sus respuestas, procurando que sean claras y también completas (diga todo lo que sabe sobre el tema). No divague, porque el tribunal se lo notará.

8.ª Utilize un lenguaje claro y preciso. Escriba como habla: con frases cortas y con abundantes puntos y aparte. Las frases cortas son más inteligibles, mientras que las demasiado largas dificultan su comprensión y producen fatiga.

9.ª Recuerde que el tribunal no suele leer este ejercicio. Lo lee usted. Su valoración se produce después de que usted lo haya leído. Por lo tanto, el tribunal no lo relee, normalmente. O sea: la evaluación se produce de una vez. Por eso, debe conseguir una exposición clara del tema y una lectura fluida del mismo, con un ritmo ágil (pero no vertiginoso), consiguiendo inflexiones y realizando cambios en la entonación de voz, dando a entender que, realmente, sabe mucho más del tema, pero que, por razones de tiempo, ha tenido que resumir... Por ello, es muy importante que trate en primer lugar aquello que mejor domina. De esta forma, captura la atención de los miembros del tribunal desde el principio (si, luego, alguno «desconecta», le quedará la buena impresión del principio). Durante su lectura, levante la mirada de vez en cuando hacia el tribunal. Además, cuide su comunicación no verbal, particularmente la de las manos y de la postura corporal: ambas deben transmitir seguridad. Le es perjudicial hacer una intervención plana, permaneciendo casi estático, sin hacer ningún tipo de gesto que subraye lo importante, sin mover los brazos y la cabeza, etc.

Sin embargo, la actitud contraria tampoco le beneficia: el exceso de ademanes y la escenificación rayan en lo histriónico, resultan repelentes.

Del mismo modo, le advertimos sobre el peligro de introducir «morcillas» o de cambiar algún dato. Cada vez con mayor frecuencia estos exámenes se realizan en papel autocopiativo y, al menos un miembro del tribunal, va siguiendo la lectura...

10.ª Si lo va a leer el tribunal, procure que su escritura sea fácilmente legible (¡y sin faltas de ortografía!). Deje amplios (pero no exagerados) márgenes. Separe bien los párrafos. En general, a los miembros del tribunal no les gusta leer tantos ejercicios; por tanto, no se lo ponga más difícil...

11.ª Si el examen lleva preguntas o coloquio con el tribunal, no haga lo que algunos opositores, que responden sin haber entendido la pregunta. No ocurre nada si, con naturalidad, le pide al tribunal aclaraciones o ampliaciones sobre su pregunta.

12.ª Enumere los distintos puntos de sus respuestas. Ponga títulos y subtítulos, apartados y subapartados, para que el lector vea claramente destacados los puntos más importantes. Escriba, pues, párrafos breves, separando con puntos y aparte las frases no relacionadas entre sí.

13.ª Ajuste la extensión del tema para que ni resulte pesado ni le quede demasiado corto. En las clases preparatorias aprenderá cuál es la extensión adecuada en relación con el tiempo disponible y con la velocidad a la que debe escribir. Así, con el consejo de su preparador, sabrá que número de folios aproximados debe utilizar.

14.ª Aporte su visión sobre el tema o cuestión planteados, si se puede. Pero no opine arbitrariamente, sino de forma razonada y con argumentos y apoyos legales, doctrinales, jurisprudenciales y, en su caso, aluda a la actualidad de la cuestión planteada. De esta manera, el tribunal valorará de forma muy positiva su capacidad y su habilidad general.

15.ª No se decante de forma descarada a favor de una postura que pueda asociarse a una determinada opción política, partido o Administración. Esto puede ocurrir si se plantea una cuestión de actualidad o si es preciso tratarla y enjuiciarla a lo largo del tema. Sea precavido: limítese a exponer las diversas opciones, destacando lo positivo y lo negativo de cada una. Pero no se incline abiertamente por ninguna de ellas. O sea: procure ser aséptico en la exposición de cuestiones polémicas, pues cada miembro del tribunal tiene su propio perfil político. Además, este no es el foro adecuado para hacer política.

16.ª No olvide los factores que más va a valorar el tribunal. Aparte de su capacidad memorística, los que más van a beneficiarle son estos factores: claridad de ideas, capacidad de interrelación, amenidad en la exposición, originalidad en el planteamiento y en el desarrollo, facilidad para enlazar las diferentes cuestiones, formación general, fluidez y facilidad al leer lo escrito... Por lo tanto, esto es lo que debe demostrar en su ejercicio.

17.ª Repase todo el ejercicio antes de entregarlo, si tiene tiempo.

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