El tiempo es el mejor aliado del olvido ya que la mente tiende a olvidar para dejar paso a nuevos aprendizajes, por eso es necesario repasar los temas. De nada le sirve estudiar si a la semana siguiente lo ha olvidado, sólo le causará nervios, desesperación y una baja autoestima. Según los expertos en técnicas de estudios, al día siguiente, si no repasamos, perdemos un 60 y 70% de información. Si seguimos sin repasar, al final de la semana se pierde un 10 ó 20% más. Por este motivo se aconseja hacer un primer repaso el primer día en que hayamos estudiado el tema, el segundo repaso al segundo día, el tercero a la semana siguiente, el cuarto repaso al mes y el quinto y último repaso unos días antes del examen. Para que esto sea cierto los repasos deben estar bien hechos lo cual significa que una vez efectuado un repaso, los contenidos vuelven a estar en la memoria al 100%. Si analiza el tiempo invertido en los repasos es poco comparado con los beneficios.
Lo primero que debe hacer es escribir el esquema e intentar reproducir el tema mirándolo, puede ser de forma oral o por escrito, consultar con el resumen las posibles lagunas que pudieran surgir y vuelva a repetir mentalmente el tema hasta que lo reproduzca de forma completa tal y como lo estudió. Los repasos realizados de forma oral son más rápidos y permiten memorizar al tiempo que se escucha; los hechos de forma escrita, aunque más lentos, favorecen el sobreaprendizaje.
Un gran enemigo del opositor antes del examen es el miedo a quedarse en blanco, pero recuerde que no debe ponerse nervioso (se debe a una inhibición que paraliza la función de la memoria), busque ideas relacionadas que le lleven nuevamente al tema, no deje de escribir o hablar aunque sean divagaciones y recuerde que durará sólo unos minutos, las ideas irán viniendo por sí mismas.