Técnicas de estudio

La mentalidad del que oposita

Técnicas de estudio elaboradas por profesionales para aprovechar al máximo el estudio para las oposiciones
Lo primero que queremos pedirle es que cambie el «chip», es decir, que deseche la mentalidad típica del universitario español que, habitualmente, deja los estudios para el último momento. Esa es una costumbre que (si la tiene) debe erradicar. Darse el gran palizón en vísperas del examen no le va a servir para aprobar una oposición. Al contrario: el éxito del opositor reside en la planificación, la dosificación y la constancia.

Por tanto, lo que inicialmente debe preguntarse es si ha aprendido a aprender. Porque, sin duda, hay hábitos y actitudes que mejoran el rendimiento intelectual.

Aprobar una oposición supone un reto, una dificultad que no todos son capaces de superar. Aproximadamente, la mitad de los que se presentan van bien preparados y tienen posibilidades reales de aprobar. Por lo tanto, la otra mitad, no.

Ese reto exige renunciar a muchas cosas. Lo esencial es que se establezca un horario y que lo cumpla: su cuerpo se acostumbra a cierto ritmo y así rinde más. Se suele decir que el opositor es un ser difícil de ver porque casi no sale, por lo que inspira cierta compasión a sus familiares y amigos... hasta que aprueba. Entonces, comienza a ser admirado porque ha conseguido un empleo para toda la vida y con la garantía del Estado.

Así pues, aprobar una oposición es un reto, sí, pero que merece la pena, porque el premio es sustancioso. Por lo tanto, el esfuerzo, la dedicación y el sacrificio que le exige una oposición se compensan con el premio que espera alcanzar.

Sin duda, el protagonista de una oposición es el opositor. Los demás (preparadores, profesores, centro de estudios, temarios...) son personajes secundarios o, simplemente, el decorado de la obra teatral. Pero el personaje central de ésta es usted, el opositor. Que el desenlace sea comedia o drama depende, principalmente, de usted. Nadie podrá examinarse por usted. Es usted quien debe responder el día del examen. Por tanto, debe concienciarse de su papel de líder en esta andadura, y tomar las riendas. Nadie podrá sustituirle, ni ocupar su puesto o desempeñar su papel. Por eso, le pedimos que «cargue las pilas», que haga acopio de todas sus fuerzas, que recolecte todas sus energías. ¡Las va a necesitar!.

Los preparadores son sus ayudantes, sus orientadores, sus guías. Sin duda, debe apoyarse en el equipo docente (y también en los compañeros). Están a su disposición para motivarle, marcar su ritmo de estudio, actualizar el temario, explicarlo, aclarar las dudas y evaluar el estado de su preparación. Pero, al fin, ellos, sin usted (sin su esfuerzo) no tienen nada que hacer. Del mismo modo, la familia y los amigos pueden prestarle un apoyo moral muy valioso. ¡Utilízelo! Cultive el compañerismo: nadie le comprende mejor que otro opositor.

Puesto que se ha decidido a opositar, debe concentrar su vida en esta actividad. Su empleo será el de opositar. Tómeselo como un verdadero empleo que, como cualquier otro, requiere un horario. No es necesario que lleve una vida de monje de clausura. Más horas de estudio no siempre equivalen a mayor rendimiento. Lo que necesita es, sobre todo, organizarse.

Para evitar desmoralizarse debe proponerse objetivos inmediatos, para que vaya viendo los resultados. Una oposición se gana por etapas. Por cierto, una oposición es, evidentemente, una competición en la que lucha contra usted mismo y también contra los demás opositores. Lo que hagan éstos no depende de usted. Lo que haga usted, sí. Por tanto, dedíquese a preparar la oposición con la máxima dedicación. No obstante, le aconsejamos que busque nuevos amigos entre los compañeros de oposición, le serán muy útiles, le apoyarán en muchas ocasiones, porque tienen unas inquietudes comunes.

Con mucha frecuencia se dice que el deporte y las oposiciones son muy semejantes. Es verdad. Ambas exigen un gran espíritu de sacrificio y un entrenamiento continuado.

Concretamente, la prueba atlética más semejante a una oposición es una carrera de resistencia, donde no importa la velocidad inicial, sino el ritmo sostenido. En ambas, las virtudes esenciales son: la constancia, la tenacidad, la fuerza de voluntad, la autoconfianza y la motivación de logro. Aprobar una oposición depende más de ciertas actitudes personales que de aptitudes como memorizar o «cantar» temas (que pueden aprenderse).

El retrato-robot del opositor ideal es: persona constante, ordenada, disciplinada y automotivada para superar retos.

Conviene, sin embargo, que se marque un plazo, que se establezca un tope razonable de tiempo para aprobar. Superado ese tope, el opositor se «pasa», se desmotiva, rinde menos, y cada vez padece más el temor de volver a repasar de nuevo un temario que ya está cansado de estudiar. Por eso, un Centro de preparación de oposiciones no desea tener «opositores vegetativos», esos que lo intentan año tras año, sin alcanzar la meta nunca. Muy al contrario, su objetivo es el suyo: que apruebe; y que lo consiga cuanto antes.

La pregunta clave es: ¿está suficientemente motivado para ganar su oposición? Esperemos que sí. Aquí tiene algunas estrategias que pueden mejorar su motivación son:

• Estudie con atención, sin distraerse.

• Concéntrese en su preparación.

• Organice inteligentemente su trabajo.

• Dedique el tiempo necesario a cada tema.

• Mantenga su hábito de estudio.

• Comience su preparación a buen ritmo desde el principio.

• Estudie los temas, repítalos y repáselos hasta memorizarlos.

• Márquese objetivos concretos y próximos.

• Refuerce su conducta, otorgándose premios.

• Utilice técnicas activas de estudio.

• Realice aprendizajes significativos.

• Busque la funcionalidad de sus aprendizajes.

• Evite las distracciones.

• Fortalezca su autoestima.

• Sigua las indicaciones de sus preparadores.

• Sea constante. Volvemos a repetir: CONSTANCIA.

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