Pasar en vela la noche anterior es lo peor que puede hacer. La única «ventaja» que conseguirá es llegar agotado al examen... Al contrario, esa noche hay que dormir bien. Ya le hemos comentado la necesidad de desterrar la mentalidad de estudiante de Universidad. Una oposición es un proceso de selección, no basta con responder bien a muchas preguntas: tiene que contestar más y mejor que los demás que han firmado la oposición. Su meta debe ser hacer unos exámenes perfectos. En esto, tiene que ser muy ambicioso.
Lo que sí debe hacer la noche anterior es preparar todo lo necesario para el examen: DNI, bolígrafos, lápices, goma de borrar, calculadora, diccionario, códigos, etc. De esta manera, se asegura de que no se olvidará nada.
En cuánto a la nota que debiera sacar en el examen, su objetivo tiene que ser situarte por encima del punto de corte fijado por el tribunal, que lo hace en función del nivel de los opositores, del número de éstos, de la dificultad del propio examen, etc.
Conclusión: plantéese la necesidad de responder a todas las preguntas con la mayor exactitud. ¡No se conforme con menos!
La clave para superar un examen es el dominio del temario. Cuanto mayor sea su dominio del temario, más y mejor podrá responder, y cuanto más haya practicado el tipo de examen, mejor será su contenido y mayor la rapidez en su respuesta.
Debe practicar los exámenes, realizando ejercicios que se ajusten a la estructura de los que tendría que superar en la oposición. Por ello, es muy conveniente realizar simulacros de examen frecuentemente, como suelen hacer los centros que se dedican a la preparación de oposiciones. Las situaciones nuevas pueden generar ansiedad; las conocidas y habituales, no. Por lo tanto, el natural temor a lo desconocido se disuelve viviendo previamente situaciones semejantes.
Si los simulacros de examen son similares a la «prueba de verdad», ¿por qué le va a inquietar el día del examen? Lo hará igual de bien que los simulacros de examen y si estos no han sido positivos, no debe esperar que en la «prueba de verdad» le venga la inspiración. En el caso de no haber realizado «simulacros de examen» sí debiera estar inquieto, tener ansiedad. Por tanto, realice el máximo número de simulacros y estará preparado con tranquilidad en la «prueba de verdad».
Con dichos simulacros de examen conseguirá:
• Obligarse a seguir un ritmo exigente de estudio.
• Habituarse a la extensión, precisión y presentación necesarias.
• Soportar el tiempo de realización del examen (que, en algunos casos, llega a las cinco horas o más horas en ejercicios escritos y a una hora o menos en pruebas orales).
Es, por ello, muy recomendable que resuelva los exámenes de convocatorias anteriores, porque le orientarán sobre lo que puede «caer» en su examen. Aunque es altamente improbable que se repitan preguntas, sí le indican el tipo de cuestiones que suelen pedir. Por tanto, practique, resolviéndolos en un tiempo similar al que tendrá en el examen. Así se habituará a distribuir el tiempo disponible, a no omitir ninguna idea importante, al material permitido, al tipo de preguntas que son habituales, a la frecuencia de los distintos temas, etc.